El Jardín Público que fue creado en 1903 daba la bienvenida a los recién llegados a Biarritz. Al menos a los que lo hacían en tren, pues justo enfrente se encuentra la Gare du Midi, un edificio del más clásico art Nouveau que hoy alberga el famoso Ballet de Biarritz. El vértice de este triángulo entre los jardines y la Gare du Midi lo forma el mercado Les Halles. Donde vienen a diario (entre las 7 y las 13) los lugareños para abastecerse de los mejores y más frescos productos.
Otro ícono de Biarritz es el faro que desde el Cabo Hainsart (así llamado por los robles que lo rodean) marca el límite entre las arenosas costas de la Landas y la rocosa estridencia de las orillas vascas. Muchos turistas disfrutan de las vistas impactantes que se consiguen desde Les Cent Marches (Place Jean Baptiste Lascale), prácticamente colgada de un acantilado y con una terraza que triplica el tamaño del local. Aquí se reúne, entre los tamarindos, parte del público cool de Biarritz para beber champagne y disfrutar de la cocina mínima y la música (que si bien no es en vivo, el dueño asegura que jamás será tecno).
Otro sitio clásico de Biarritz, donde el exterior, del siglo XIX, se funde con un interior moderno es l´Opale (Avenue Edouard VII). Sólo la terraza bastaría para visitarlo. Las vistas desde los sillones claros, anclados en madera de teca y la música suave son postales que no se olvidan. Aunque tampoco las margaritas y el duo: una mezcla de atunes crudos y cocidos que sorprende.
