Las bahamas y la belleza de sus aguas azules (II)

Ser llamativo

Estas islas caribeñas a las que llegó Cristóbal Colón hace más de cinco siglos han sido colonia británica hasta los años 60. El toque british se hace evidente. El recuerdo de su pasado colonial se prolonga en sus calesas, en su conducción por la izquierda, en su pasión por la navegación y en su orgulloso pasado pirata.

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Los bucaneros, al servicio de la corona británica, llegaron a crear en estas islas la República de los Corsarios.

Aquellos galeones piratas han sido sustituidos por lujosísimos yates; y los corsarios, por miles de turistas dispuestos a gastarse sus dineros en lugares como el mercado Straw, lleno de souvenirs y artesanía, o las joyerías de John Bu¡¡. Hay quien se anima a hacer un poco de turismo y se acerca a la curiosa Casa Gubernamental, de color rosa, o al fuerte Fincastle con su gran torre, desde la que se contemplan las famosas aguas azules del puerto y los arrecifes de coral.

La vida parece necesitar de estos colores alegres y exóticos, que van desde los tonos intensos verdosos de sus jardines tropicales a las telas rojizas usadas como cortinas, que están inspiradas en los corales que cubren sus fondos marinos. En general, son colores sin concesiones, intensos como las vallas que delimitan las casas en Hope Island o Great Guana Cay. Los perfiles de casas compiten en disparidad: naranjas cobrizo frente a azules añil; rosas flamingo frente a verdes sandía.

Las casas sienten como una obligación diferenciarse de la vecina. Cualquier momento es bueno para otra generosa mano de pintura, para reparar una ventana o perfilar los límites de un jardín. Los blancos toman sutiles tonos marfil para tomar distancia de los amarillos limón de muchas casas en la playa. Unas palmeras, dos bicicletas o un partido de voley-playa aportan un cierto dinamismo al paisaje que parece la postal perfecta. Así se entiende mejor la vida cotidiana en Treasure Cay o los salvajes atardeceres en Dunmore Town, en Harbour Island, donde Elle Macpherson comparte noche de farra con Andy García… Porque aquí un famoso siempre es bien recibido.

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